viernes, 3 de octubre de 2008

Capitulo 1: Mitad de estancia


Estimados amigos o simples desconocidos,
Hace unos dias, cuando se aproximaba la mitad de mi estancia en Ámsterdam, y el hermoso e inusual sol holandés me iluminaba en mi paseo vespertino me dije: Por qué no empezar un blog? Creo que va a ser útil como herramienta para manteneros al tanto de mi vida y haceros participes de mis reflexiones, en caso de que a mi neurona le de por trabajar. Si esto no sucede, al menos narraré todo aquello que me vaya sucediendo con la mayor asiduidad posible. Para empezar, ahí va mi primera reflexión. Y va a ser sobre lo poco que apreciamos aquello a lo que estamos acostumbrados.

El sábado pasado, finales de septiembre del año del señor 2008, disfrutamos de un sol y una temperatura poco usuales en zonas tan septentrionales. Tras tres meses aquí, seguía sorprendiéndome lo mucho que aprecian la luz solar los habitantes de esta ciudad. Vondelpark (el mayor parque de Ámsterdam) estaba lleno hasta la bandera de gente que había decidido pasar "el día de sol" en compañía de su familia o amigos haciendo una barbacoa en un parque público (apuesto a que estaría prohibido en Spain) o simplemente yaciendo en el césped en compañía de un buen libro y una cerveza.

Mientras que para un españolito el sol no es mas que esa bola anaranjada que se levanta perezosa todas las mañanas y de la que hay que huir al mediodía, el holandés la ve como el viejo amigo que se encuentra muy de vez en cuando y del que disfruta y exprime todos los segundos que pueda estar en su compañía. He de decir que tras estar registrado por fin en el ayuntamiento de Ámsterdam (lo que me ha costado sangre y sudor, y lágrimas a algún funcionario) yo me fui al parque, y me eché la siesta al sol como buen holandés.

Pero si algo me gusta de Ámsterdam es lo cambiante de su clima. Unas veces llueve un poco, y otras llueve mucho. Vamos, que desde el pasado sábado no ha parado de llover, y ya estoy deseando otro día de sol para irme al parque.

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